T. Jacira Paolino
YOLO (You Only Live Once en inglés) es una frase común que las personas usan para diferentes ocasiones.
Realmente te golpea cuando tienes un roce personal con la muerte, o pierdes a alguien cercano a ti. Por un corto tiempo, te dan ganas de saborear cada momento, vivir la vida más intensamente, marcar las cosas de tu lista de deseos. Después de un tiempo, la vida vuelve a la rutina normal, y nos olvidamos de ver la belleza en los detalles. Nos olvidamos de detenernos y oler las flores, como mi madre me pidió que lo hiciera a menudo durante toda mi vida.
La Muerte
Hace años casi morí. Estuve muy cerca de dejar huérfanos a mis hijos menores de edad en un país sudamericano cuando contraje meningitis. Tuve insuficiencia respiratoria e insuficiencia cardíaca y los médicos del Hospital para Enfermedades Infecciosas me revivieron dos veces. Le dijeron a mi hija de 9 años que tenía que ser fuerte porque era probable que yo no sobreviviera la noche.
Afortunadamente, estaban equivocados.
Desde entonces, he vivido la vida intensamente, con un enfoque finito en cada tarea que realizo; con una pasión por nuevos proyectos; con la determinación de completar lo que comienzo; con una cuidadosa conexión con las personas especiales en mi vida. Me enseñé a no perder esa intensidad, y se ha convertido en parte de mí, de quien soy.
El Amor
La lección más importante que aprendí es que lo que haces con tu día de hoy es importante. Preste atención a los detalles, a las conexiones humanas, a las risas de sus hijos cuando salen corriendo por la puerta para tomar el autobús escolar, al aroma del pan recién horneado cuando pasa por la panadería, al cosquilleo de un copo de nieve cuando se roza tu mejilla. Presta atención a las personas que amas, y siempre, siempre diles que las amas, cada vez que tienes la oportunidad. Nunca se sabe cuándo será la última oportunidad.
D.E.P., mamá.
Amanecer: 12 de junio de 1921. Atardecer: 22 de febrero de 2017.